Bahía de Câmara de Lobos

La singularidad de la bahía de Câmara de Lobos fue inmortalizada por Winston Churchill, el día en que, en enero de 1950, sentado en el mirador de Espírito Santo, frente al mar, instaló su caballete y pintó un cuadro que nunca olvidaría.
Después de poco más de setenta años, el paisaje de Madeira ha cambiado de forma significativa, pero el pintoresco encanto de esta pequeña cala ha permanecido prácticamente inalterado.
No es casualidad que todos los itinerarios de viaje por el archipiélago incluyan una visita a la bahía de Câmara de Lobos... La sensación es similar a la de estar paseando por un pequeño pueblo junto al mar, donde las calles están salpicadas de acogedores bares, tiendas de recuerdos, restaurantes que sirven delicias tradicionales e incluso una capilla...

La belleza de este paisaje solo se ve realzada por los coloridos barcos de pesca, las famosas xavelhas en el argot madeirense, que ondean en el azul del mar. Endulce su visita con la tradicional poncha o, si tiene hambre, disfrute de un plato de pescado recién capturado. En cualquier caso, disfrute de la singularidad del paisaje que le rodea, con la certeza de que se encuentra en uno de los escenarios más auténticos de la vida cotidiana de Madeira.

Detalles

La bahía de Câmara de Lobos es la eterna postal de visita de esta ciudad costera. Un escenario auténtico que ha deslumbrado a los visitantes durante décadas.

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