La cultura madeirense está profundamente marcada, desde el inicio del proceso de colonización del archipiélago, por la importancia de la vinculación con el catolicismo. Aún hoy, una parte importante de las fiestas que se celebran en la región tienen una relación, directa o indirecta, con la religión. Por lo tanto, las capillas e iglesias siempre han representado, en Madeira, lugares indispensables para los asentamientos de la población en el archipiélago. Además de ser espacios dedicados al culto, eran también importantes lugares de encuentro, de celebración y de expresión artística.