Los madeirenses comenzaron a desarrollar una tradición de fabricación de productos y dulces que, combinados con algunas de las frutas más exóticas de la región, dieron lugar a recetas ganadoras que han perdurado hasta nuestros días, marcando profundamente la gastronomía tradicional de Madeira. La miel de caña, un producto elaborado a partir de la caña de azúcar de la región, es un gran aliado de los dulces de Madeira. A través de ella, muchas recetas adquieren un carácter propio. El pastel de miel y las broas de mel (una galleta típica de Portugal elaborada con miel de caña de azúcar) son probablemente los dulces madeirenses más conocidos.